martes, 31 de diciembre de 2013

N'Kosi Sikeleli



Si por alguna razón Nelson Mandela sigue vivo es porque se atrevió a vivir en los demás. La idea no es fácil de asimilar, porque no estamos acostumbrados a percibir la dimensión universal de nuestras vidas individuales. Es más fácil que nos dediquemos a buscar cómo saciar nuestras particulares y limitadas necesidades (o lo que creamos que ellas sean). Pocos estaríamos dispuestos a padecer 29 años de prisión, y muy pocos a soportarlos siendo capaces de estudiar, escribir, y luego salir a darle a los verdugos un abrazo.

El himno de la unidad africana habla de estos asuntos.

Escúchenlo, en esta hermosa versión en la que participan Miriam Makeba (Mamá Africa), Paul Simon (incomparable, generoso y amoroso), y el discípulo de Makeba, Hugh Masekela, con su trompeta genial.



Que tengamos un año 2014 comprometido, solidario y generoso.

Luis Jaime

martes, 24 de diciembre de 2013

Del re-nacimiento al intento
(un mensaje para el final de 2013)


Mis amigos saben que el lenguaje me apasiona. Y que suelo buscar en las palabras algo que generalmente ellas no dicen, no porque no tengan el potencial para expresar más de lo que queremos sino porque muchas veces no sabemos o no queremos decir algo más allá de lo que imponen la cultura, la tradición, las costumbres, las épocas.

Escribí hace uno o dos años, en un mensaje navideño, que una idea valiosa de la tradición es que en culturas no religiosas el sentido del re-nacimiento estaba presente en esas fechas que sugieren el término de un período de la vida, de los ciclos de la Tierra, de las actividades productivas en el campo... Y es bueno que nuestra mayor potencia como especie, la cultura, nos lleve a hacer cavilaciones y balances, y que nos dé la posibilidad de pensar que podemos ser mejores, y que incite a pensar que cualquier transformación benéfica en nuestra vida generalmente se logra sobre la base de ejercer nuestra capacidad para abandonar aquello que nos limita, o nos reprime, o nos lleva a conformarnos con rutinas o con ambientes confortables.

Sobre nacer y renacer seguirán escribiéndose muchas notas, y libros, y mensajes como éste.

Pero el amigo Monlau, el etimólogo que consultaba mi abuelo materno en la versión de su diccionario de 1941, me hizo pensar que hay otros sentidos asociados con las celebraciones de cada final de año. Afirma que las pascuas, una de las cuales asocia la tradición católica con la navidad, significan la celebración de un "paso" (el paso del Mar Rojo cuando Moisés condujo a su pueblo en la liberación de la esclavitud en el antiguo Egipto). En las llamadas pascuas de navidad se debería celebrar la transición que supone el que podamos reinventarnos cada vez que queramos.




Carlos Castañeda, el viajero antopólogo amigo de Juan Matus, descubrió que uno de los "secretos" de la sabiduría de su amigo brujo consistía en haber desarrollado su capacidad para atreverse a ser diferente, y mejor, al enfrentar nuevos retos y situaciones en la vida. El "intento" es el reconocimiento de que se puede superar una encrucijada, o adquirir un saber, o resolver un problema, o alcanzar una meta, y es además el empeño que se aplica en cada caso, y también la conquista final, la transformación, el logro que resulta.

Como no es época para grandes discursos sino para enormes abrazos, concluyo aclarando que esta nota tiene como propósito convertir en abrazo mis palabras, siempre dedicadas a quienes leen mis escritos (dije ya que son mis amigos, y mis amigos justifican en gran medida mi existencia). Deseo que con el renacimiento de cada uno venga el intento por alcanzar lo mejor que la vida nos puede ofrecer (en mi opinión, se trata del amor, el trabajo y el conocimiento, como he dicho que dijo mi otro amigo, Wilhelm Reich).

¡Suerte y pulso para 2014!

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Sólo el amor...



Alto en la cumbre
todo el jardín es luna,
luna de oro.
Más preciso es el roce
de tu boca en la sombra.

Jorge Luis Borges, El oro de los tigres


NOTA: Los versos del epígrafe corresponden al juego de un argentino que intenta, o simula, pertenecer a un mundo en el cual se percibe y se siente de manera diferente a aquella que su cultura y su tiempo le han permitido. Las TANKAS son formas poéticas creadas en Japón que constan de un primer verso de cinco sílabas, uno de siete, otro de cinco, y los dos últimos de siete cada uno. Borges creyó que la gran aceptación de la que gozaban en su país de origen podía tener que ver con su musicalidad. La forma original de los tankas prescinde de la rima.



Porque son indefinibles, la idea misma del amor tanto como su realización permiten cada día ensayar nuevas y a veces afortunadas pero siempre precarias invenciones. Hay ocasiones en las que hallamos textos que se ajustan parcialmente a las imágenes que fabricamos, pero es poco probable que encontremos modos adecuados para expresar la manera como vivimos el amor. Por éso seguiremos buscando en la poesía, en las canciones, en las torpezas o los fortuitos hallazgos de una conversación, una imagen que corresponda a aquello que sentimos o que presumimos que alguien siente por nosotros.

En el amor hay idealizaciones porque hay deseos. Pero hay también incertidumbres, las de cada enamorado; y hay ansiedad, porque la impaciencia parece ser una condición de nuestra especie, limitada por el tiempo y por el escaso poder de las posibilidades que tenemos de transformar las realidades que nos tocan en suerte; y hay los conflictos propios de quien sabe que el nosotros se compone de un yo y un tú que se esfuerzan por forjar un camino conjunto; y hay los miedos que todos portamos, de los cuales nos cuesta tanto despojarnos, y la necesidad de a veces refugiarnos en la más recóndita soledad; o la reinvención cotidiana de proyectos que pugnan por trazar sus propios caminos...

Como no hay un amor plenamente definido y cierto, no hay el amor constante, estable, incólume. Pero hay un deseo que trasciende el deseo y que implica tener el valor de mirarnos en una mirada que siempre nos cuestiona, que cada vez es diferente, que despoja al tiempo de su condición de carcelero y a las obligaciones de su fuerza.

Hay variaciones, momentos, circunstancias; y hay el tiempo, que tiene la virtud de permitir que transformemos la voluntad, o el interés, o los plazos que nos fijamos para cada tránsito.

Lo cierto es que el amor, definido o indefinido, o la idea que tengamos sobre el amor, o los modos como somos capaces de vivir nuestras ideas sobre el amor, son el amor.

Y qué bien que podamos vivir sólo amando.

Luis Jaime, diciembre 11 de 2013